Ayer estuve en el concierto inaugural en RetroMadrid 2012 en la nave 16 del Matadero Madrid. Fue una delicia mezclar la música sinfónica con las imágenes de 8 bits.
A la hora de comienzo del concierto llovía torrencialmente en Madrid y buscar la nave 16 en el enorme y laberíntico Centro Cultural Matadero con las prisas de llegar tarde y empapándome no fue tarea fácil. Deberían de mejorar la señalización, poner alguna indicación de cómo llegar a cada nave, ya que solo ves el número de la nave cuando estás delante de la puerta.
Tampoco había demasiada gente en las calles fuera de las naves del Matadero para preguntar, tan solo veo en una puerta de las Naves del Español a dos personas fumando y tomando el fresco así que me acerqué a ver si sabían dónde estaba la dichosa nave 16. Resultó que eran Antonio Resines y Jorge Sanz que estaban tomando el aire en un descanso de la obra que están ensayando para representar en Matadero. Fue un poco surrealista pedirle a dos actores que están interpretando un musical que me ayudaran a llegar a un 'concierto de una feria ordenadores antiguos'. Jorge Sanz me miró con cara de "no me lo puedo creer" y Resines, en el papel de Resines, me sugirió ir a preguntar al bar o a las oficinas. Me los imagino diciéndose luego entre ellos "La gente está fatal ¿no?". De todas formas ellos, en 2012, están interpretando boleros y mambos, música de los años 50, y yo me iba a un concierto de música hecha en los años 80. Bueno, sí, no es lo mismo, pero al menos ¡tenemos en común el gusto por lo retro!
Yo supongo ellos imaginaban que yo iba a ver a un tipo tocando Chiptunes de este estilo:
Y yo en realidad no sabía qué iba a ver, aunque no me habría importado ir a un concierto hecho con ordenadores de 8 bits. He desarrollado un gusto por la música minimalista a prueba de chiptunes. No es como un melancólico Satie, pero la música de 8 bits tiene un minimalismo rítmico maravilloso. Es un mérito enorme el del gran Koji Kondo: que con cuatro "instrumentos" (dos canales de pulsos monofónicos, un canal de onda de triángulo monofónica, que podía ser usado como base, y un canal de ruido usado para percusión) fuera capaz de componer músicas magníficas, como la de Super Mario Bros.
El caso es que después de varias vueltas bajo la intensa lluvia por fin encuentro la nave 16 (media hora después de la hora oficial de comienzo) y me encontré con la sorpresa de que se retrasó el comienzo y justo empezaban en ese momento. Había más gente de la que imaginaba, una gran pantalla de proyección (un poco cegada por el exceso de luz ambiental) y una orquesta bajo la pantallai, como si fuera en el foso ante el escenario. Pintaba bien la cosa.
Me quedé un poco lejos de pie tras la última fila de sillas y ahí estaba César Astudillo "Gominolas", otro mítico compositor español de chiptunes para videojuegos, haciendo la introducción al primer tema que iba a tocar la Camerata Musicalis: La banda sonora de Super Mario Bros.
Les dejo con tres de las piezas que se tocaron: la música de Super Mario Bros, la del videojuego español "Titanic" y la de Tetris. Por cierto, magnífica la introducción de Gominolas a la interpretación de Tetris describiendo ese juego como una metáfora de la vida en la que tienes que ir encajando las piezas que te tocan, apartando las que no te sirven para que no estorben demasiado, esperando la que necesitas para librarte de estorbos, y, como en la vida misma, abrumado ante una multitud de piezas desordenadas que tú mismo has puesto ahí pero de cuyo desorden no te sientes responsable sino solo víctima. ¿Quién dijo que no hay filosofía en la retroinformática?
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